Divorcio

Reciba a Cristo en su corazón

 

Introducción

Hay una enseñanza en medio del pueblo cristiano evangélico, que ha estado, y está, minando la comunión del creyente con su Hacedor. Según Jesús me ha ayudado a conocer y a entender, hay algunos hermanos que están viviendo una vida desordenada delante de él por esta mala doctrina. Cuando un hombre y una mujer se unen en matrimonio, Jehová desea que sea para siempre; pero a veces esto no es posible, y es allí donde nuestro Señor Jesús ha provisto una salida o solución, para que, si lo quiere, la persona que necesita, la tome. Acompáñeme.

 

La Ley

Entre los mandamientos que Moisés recibe, está este:

 

"Cuando alguno tomare mujer y se casare con ella, si no le agradare por haber hallado en ella alguna cosa indecente, le escribirá carta de divorcio, y se la entregará en su mano, y la despedirá de su" (Deuteronomio 24.1).

 

Los israelitas, desde tiempos antiguos, tuvieron esta alternativa a la mano para hacer uso de ella; tenían esta solución de disolución del matrimonio, cuando lo necesitaban. Ahora esto es aplicable también a la iglesia de Dios.

 

Advertencia

La doctrina de que, una vez han sido presentados ante Dios, no hay manera de poder disolver la unión de dos personas que están unidas en matrimonio, es totalmente contraria a la enseñanza de Jesús. Esta cátedra se escucha bien bonita, quien la predica se oye bien apegado a la voluntad de Dios, parece bien rígido etc. Pero esto no es lo que Jesucristo ha establecido. No podemos quitarle o agregarle a la palabra de Dios, y creer que lo que hacemos es agradable y aprobado por él, porque estamos bien equivocados. La biblia dice: "No añadas a sus palabras, para que no te reprenda, y seas hallado mentiroso" (Proverbios 30.6). También: "Y si alguno quitare de las palabras del libro... Dios quitará su parte del libro de la vida y de la santa ciudad..." (Apocalipsis 22.19).

 

Cuando usamos la Escritura de manera equivocada; o se pone una carga que el hermano no puede llevar. "...Porque cargáis a los hombres con cargas que no pueden llevar, pero vosotros ni aun con un dedo las tocáis" (Lucas 11.46). O se le da cabida al libertinaje. ...Entre las cuales hay algunas difíciles de entender, las cuales los indoctos e inconstantes tuercen, como también las otras Escrituras, para su propia perdición (II Pedro 3.16). "...Que convierten en libertinaje la gracia de nuestro Dios..." (Judas 6). No estamos siendo veraces en la exposición y aplicación de la santa biblia y sana doctrina.

 

Así que, es de tomar la Escritura y hacer uso de ella según lo aprobado por Cristo, sabiendo que si Jehová ha escrito eso, es para que hagamos las cosas conforme a su voluntad, para lo honesto, lo puro y santo (II Timoteo 3.16-17). Amén.

 

Unico motivo

Un día llegaron ante Jesús unos fariseos, entendidos en la ley, para preguntarle: "...¿Es lícito al hombre repudiar a su mujer por cualquier causa?" (Mateo 19.3). Debemos notar que los israelitas, según la ley, solo se podían divorciar cuando hallaran algo indecente en su esposa. "...Si no le agradare por haber hallado en ella alguna cosa indecente, le escribirá carta de divorcio..." (Deuteronomio 24.1). De manera que, como lo expresa la biblia, estos fariseos estaban queriendo tentar al maestro al preguntarle si se podían divorciar por cualquier motivo (Mateo 19.3), pues ellos sabían cuál era el mandamiento mosaico.

 

El Señor Jesús primeramente les hace ver el deseo de Dios sobre este flagelo, y les manifiesta: "¿No habéis leído que el que los hizo al principio, varón y hembra los hizo, y dijo: por esto el hombre dejará padre y madre, y se unirá a su mujer, y los dos serán una sola carne? Así que no son ya más dos, sino una sola carne; por tanto lo que Dios juntó no lo separe el hombre" (Mateo 19.4-6). Luego, cuando ellos replican: "...¿Por qué, pues, mandó Moisés dar carta de divorcio y repudiar?" El les responde: "...Por la dureza de vuestro corazón Moisés os permitió repudiar a vuestras mujeres; mas al principio no fue así" (Mateo 19.8).

 

E inmediatamente nuestro Señor enseña que la separación o repudio solo es posible por una razón, y lo deja bien claro con estas palabras: "Y yo os digo que cualquiera que repudia a su mujer, salvo por causa de fornicación, y se casa con otra, adultera; y el que se casa con la repudiada, adultera" (Mateo 19.9). La palabra "salvo", significa "excepto", y exceptuar, según el diccionario es: Excluir a una persona o cosa de la generalidad de lo que se trata o de la regla común. En otras palabras, cuando Jesús dice: ...Cualquiera que repudia a su mujer, salvo por causa de fornicación... Está diciendo: Que a nadie, según Dios, le está permitido divorciarse a no ser que haya habido fornicación, adulterio o infidelidad de parte de uno de los cónyuges. De modo que solo por esta causa el hermano/a puede recurrir a esta salida divina.

 

Es de tener bien presente, que es en esta porción del libro de Mateo que uno puede entender de manera clara lo referente al tema que estamos tratando; en los otros evangelios se aborda el tema pero de manera más concisa o breve. En este evangelio, encontramos a Jesús hablando en dos oportunidades de esto, Mateo 5.31-32 y Mateo 19.1..., y en una de ellas (la que se está viendo), del modo más profundo que se halla en la biblia. Cuando se usa este recurso fuera de la voluntad de Dios, causa estragos en las personas y familias que lo utilizan; pero cuando se echa mano de él conforme a lo establecido por nuestro Señor Jesucristo, sucede totalmente lo contrario. Dios siempre busca nuestro bienestar, él quiere lo mejor para nosotros, no es de olvidar nunca esto.

 

¿Por qué Jesús lo permite?

Primeramente, nuestro Señor Jesucristo da su aval para la separación, porque desea que el creyente este con su vida ordenada, en plena comunión con Dios (I Corintios 7.35). Hay muchos hermanos que no creen o no quieren tomar esta salida otorgada por Jesús. Sin embargo, están con su hogar destruido, viviendo vidas separadas, cada uno con otra pareja etc. O hay mujer u hombre que dice estar esperando que Dios convierta y traiga de nuevo a su esposo/a que se ha ido de casa. Pero mientras espera (que muchas veces pueden ser años), cuando no tiene continencia, a escondidas o abiertamente, se involucra en relaciones adulteras que contaminan su vida. Por esta razón es permitido el divorcio por nuestro Dios, para que la pureza y santidad en el creyente no tenga estorbo delante de él.

 

Agotando recursos

Si bien es cierto que Jesús ha dejado esta cláusula, la del divorcio, también es verdad que el mismo nos manda que perdonemos a nuestro prójimo, lo que significa que si en un matrimonio alguien es infiel, el otro, según este mandamiento, es llamado por Jesús a perdonar a su pareja. La biblia dice: "Porque si perdonáis a los hombres sus ofensas, os perdonará también a vosotros vuestro Padre celestial; mas si no perdonáis a los hombres sus ofensas, tampoco vuestro Padre os perdonará vuestras ofensas" (Mateo 6.14-15).

 

Así que, es la voluntad de Dios que haya perdón entre marido y mujer. Pero si Jesús permite la separación o ruptura del matrimonio, es porque hay casos en los que el perdón ya no se puede otorgar. Por ejemplo, un hombre o mujer que ha sido infiel, y ha sido perdonado/a por su cónyuge varias veces y no cesa en su infidelidad. La persona ofendida está en todo su derecho de usar este recurso y dar por terminada su relación, si así lo desea, y tiene todo el aval divino.

 

En cuanto a los "problemas comunes" en el matrimonio, éstos se pueden resolver recurriendo a la oración, con ella el cristiano recibe la respuesta a todas sus necesidades. Aun cuando alguien diga: ¡Pero es que ya no hay amor entre nosotros! Jesús es capaz de poner amor en esos corazones donde quizá hasta exista el odio. Y así, todo problema que haya surgido o surja en el seno del hogar o matrimonio, se puede solucionar con la ayuda de Jesús. Nunca se debe olvidar que para nuestro Dios todo es posible (Jeremías 32.27; Lucas 1.37), y cuando la Escritura dice esto, incluye todas las áreas de la vida y cualquier cosa que se pueda imaginar.

 

¿Qué hacer después?

Antes que nada, es de estar bien claros que la iglesia o pastor, no casa a nadie sino que son las leyes civiles las que lo hacen, sin importar el país donde uno habite; en la iglesia solo se presenta a la pareja ante Dios. Las leyes civiles establecen que al divorciarse, el hombre o mujer puede ir y casarse con quien lo desee y está aprobado/a por la ley. De manera que si es el deseo del hermano/a que ha participado del divorcio, puede casarse nuevamente; esto lo aprueba también la biblia: "Y salida de su casa, podrá ir y casarse con otro hombre" (Deuteronomio 24.2). Lo de volver a contraer matrimonio no es obligatorio, sino solo si la persona en verdad lo desea, y para lo puro y santo delante de Dios. Amén.

Citas; Reina Valera 1960